SASHEL PALACIOS ACEPTA SU CUERPO Y HERENCIA MEXICANA EN EL DIAMANTE

Desde una edad muy temprana, Palacios siempre supo que quería jugar softball a un alto nivel. “Les decía a mi mamá y a mi papá: ‘Quiero ir a la universidad sólo para jugar softball. No quiero ir a la escuela”.

Después de cuatro temporadas impresionantes en la secundaria Otay Ranch, donde Palacios fue incluida en el Primer Equipo de la Mesa League en sus últimas tres campañas, ella estuvo muy cerca de alcanzar su meta.

Pero durante una visita no oficial a una universidad, un coach se enfocó en darle a la apariencia de Palacios un cumplido ambiguo.

“Él me dijo ‘si no hubiera visto cómo lanzas o que tienes un brazo potente, jamás hubiera pensado en ti’”, dijo Palacios. “Lo dijo porque soy bajita. Soy una persona muy bajita”.

A pesar de lidiar con una buena cantidad de escépticos, Palacios tuvo una destacada carrera de cuatro años en la Universidad Estatal de Arizona. En 2018, la receptora de cinco pies y tres pulgadas se convirtió en el primer miembro de su familia en jugar pelota profesional después de firmar un contrato de un año con los Chicago Bandits.

“Ahora amo mi estatura”, comentó Palacios, de 24 años. “Me encanta que algunas personas piensen que no puedo tomar bolas altas, pero realmente he trabajado en perfeccionar mi oficio y estoy muy orgullosa de lo que mi cuerpo es capaz de hacer”.

Palacios le da crédito a sus padres por el rol que cumplieron en su desarrollo. Kiko Palacios se mudó de México a Estados Unidos cuando era un adolescente, siendo seleccionado por los Indios de Cleveland en el Draft de la MLB de 1992. Sin embargo, nunca firmó con el club por no tener el apoyo económico para seguir su carrera en el béisbol. Él y su esposa, Soida, una ex tercera base, estaban decididos a que este obstáculo nunca detuviera a sus hijos.

“Ellos eran muy apasionados acerca de permitirnos vivir nuestros sueños”, dijo Palacios.

Uno de los sueños de Palacios era ayudar a México a clasificar a los Juegos Olímpicos, una selección con la que jugó desde que tenía 17 años. El pasado agosto, la delegación mexicana viajó a Columbia Británica para el evento clasificatorio de las Américas, el cual daba dos cupos olímpicos para 12 naciones.

México ganó los primeros seis partidos del torneo, venciendo 2-1 a Canadá para ganar su lugar en los Juegos Olímpicos. Palacios aseguró que este ha sido el logro más importante de su carrera.

“Creo que el primer momento en que me di cuenta de lo que había logrado fue cuando miré a mis padres”, recordó. “Los miré y en ese momento exploté de alegría”.

Con todo su equipo, Palacios se aventuró a subir a las gradas y los abrazó.

“Era todo una locura. Estaba hecha un desastre”.

Luego llamó a su abuela, Loren Barajas, quien siempre estaba muy nerviosa como para ver sus partidos. Palacios sabía todo el sacrificio que hicieron sus abuelos y su familia cuando decidieron emigrar de México a Estados Unidos, por lo que no podía esperar a contarle a su abuela que iba a representar a México en los Juegos Olímpicos.

Sin embargo, Barajas tenía su propia sorpresa para su nieta. “Nosotros te estábamos viendo”, le dijo Barajas a Palacios. “Recuerdo que lloré como un bebé”, continuó Palacios.

A pesar de la postergación de los Juegos Olímpicos en 2020 debido a la pandemia del COVID-19, Palacios espera jugar en Tokio en el 2021. En el futuro inmediato, Palacios está muy emocionada por volver al diamante en la inauguración de la temporada de softball de Athletes Unlimited.

“Estoy emocionada de tener la oportunidad de cambiar de equipos y aprender del talento de la liga”, expresó Palacios.

Más que nada, ella espera ser una influencia positiva para todas las mujeres jóvenes que tienen inseguridades con sus cuerpos. Quiere que las mujeres entiendan que el trabajo duro y la perseverancia, en lugar de la apariencia física, determinará si tienen éxito o no.

“Estoy muy feliz de ser fornida. Soy de baja estatura y mi cuerpo es perfecto para lo que necesito hacer”, aseguró Palacios. “No dudes en cómo te ves y de tu tipo de cuerpo. Si amas algo, ve por lo que quieres”.

Translated by Luiscarlos González